Uno de los aspectos más escandalosos de las filtraciones de WikiLeaks sobre la guerra de Irak y la posterior ocupación estadounidense fueron las pruebas de que miembros de empresas de seguridad privadas estuvieron envueltos en muerte de civiles inocentes. Urge una regulación de estas compañías.
La información revelada, las constantes denuncias por parte de los medios de comunicación y otros sectores de la sociedad civil dejan pocas dudas de que esos hechos constituyen crímenes de guerra por incumplir los preceptos que señala el Derecho Internacional Humanitario. La gravedad de los hechos ha sido denunciada por Naciones Unidas que ha solicitado una investigación exhaustiva para su esclarecimiento.
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